Saturday 24 December 2011

Keep swimming


Había pensado en escribir algo sobre Papá Noel.
Desvariaba entre lo que dijo mi amigo Cacho, en la Navidad del 73: “ese viejo gordo y rosadito mira con demasiado cariño a los niños”.
Irreverente comentario a ser dicho en el atrio de una iglesia, por lo que se supone que debe ser dicho en un lugar como ese. O quizás Cacho haya sido otro de los miles de chicos que en todo el mundo, bajo la advocación de alguna virgen o santo, fue sometido a los caprichos sexuales de algún pederasta disfrazado de sacerdote.

Me pareció que escribir algo así, y a propósito de la fecha, me pondría en el mismo lugar que Cacho aunque sin atrio y sin iglesia. Es como profanar el sentido que le adjudicamos a estas fiestas.

Pensé en plagiarme: la primera vez que escribí sobre este punto fue más o menos en la misma época en que Cacho lanzó su frase. Habíamos viajado para festejar en la gran casa familiar. Habían llegado de arriba y de abajo. Del este y del oeste. Con luces y sombras. Sonrientes y adustos. Todos compartíamos la ropa limpia, el perfume a jabón de baño. Bien peinados: los pelos alisados con esmero. Todos escondiendo las miserias, las envidias y las broncas que de a poco el alcohol dejaría florecer.

Me aparté un poco, creo que me senté en uno de los sillones del patio. La excusa del fresco de la noche me apañó en mi escritura. El escribir ya es un acto de separación, de no compromiso. Esa actitud de observador permanente que no juega el juego que todos juegan y más les gusta.

No recuerdo que decía el texto que se fue sin destino, no eran épocas de blogs, iPads o artificios de ilusión de permanencia. Solo una libreta negra de tapas flexibles que habrá quedado en algún cajón perdido en tanta mudanza. De pareja, de casa, de provincia, de país.

Tengo intacta la sensación: esa obligación de ser feliz.
Donde no hay espacio para el sufrimiento, una constante de la naturaleza humana. No hay espacio para nuestra arma favorita, la mentira. Para con los otros, para con nosotros. Mentir sobre eso, que sólo se trata de ser feliz.

Hay que ponerse la careta de que está todo bien, y no dejar que las malas ondas vengan a romper el clima de armonía que se vive, sólo se trata de ser feliz.

Hay que ocultar las diferencias, hay que callar los reproches, hay que poner un manto de olvido a las traiciones, sólo se trata de ser feliz.

Solo se trata de ser feliz.
Pensaba y anotaba en la libreta de tapas negras del olvido. Pero la felicidad es un gota en el mar que apenas refulge con el rayo del sol, solo un instante. El resto es como dice Dori cuando están buscando a Nemo: keep swimming.

Claro, los publicistas descubrieron que había que mutar la felicidad en compras y allí se empinó el triunfo del consumismo atroz. “Compre por internet, todos los días son Navidad y no tiene que aguantar la cara del cajero!”.

En una punta del mostrador, están los que circunstancialmente coinciden con esto de que las fiestas no son para gastar. Son los que van a la misa de gallo. Allí esta la posibilidad de encontrar un espacio de buenas ondas, con los que eligen no atiborrarse de comida y alcohol y elevar la vista al cielo, trascender.
Ojo, no suelten a los chicos, tómenlo de la mano, que más allá de las disculpas publicas de algunos prelados, hay varios pelados que siguen haciendo de las suyas. Y sino pregúntenle a mi amigo Cacho.

Al fin, el tema es que se instala en nuestra vida cotidiana la necesidad de ser feliz, de estar alegre, de pasarla bien, de juntarse con la familia o con los amigos, que vienen a ser la familia que elegimos.

Y los balances, porque esta es la cuestión: empezar con el nacimiento y terminar con el fin de año. Todo junto, para que la ilusión pase rápido y después keep swimming. Convenciones que nos permiten tomar un poco de oxigeno antes de la próxima brazada. Por eso el terminar. Punto.

Y luego comienzo con la dieta, con el nuevo trabajo, a profundizar en la terapia, a construir la mesada de la cocina, a ahorrar para cambiar el auto y keep swimming.

Habría que tomar alguna decisión de fin de año o de principio, usted elija. Vivir cada día como nunca más y no romper el equilibrio.

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